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Cinco Remedios de San Vicente Ferrer contra las Tentaciones Espirituales

  • Foto del escritor: Lucas Gelásio
    Lucas Gelásio
  • 4 ago
  • 2 Min. de lectura
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O texto a seguir é uma tradução adaptada de um trecho do Tratado da Vida Espiritual, de São Vicente Ferrer.El siguiente texto es una traducción adaptada de un fragmento del Tratado de la Vida Espiritual, de San Vicente Ferrer.


El primer remedio contra las tentaciones espirituales es no desear tener visiones, revelaciones y sentimientos que estén por encima de los cuales naturalmente tienen quienes aman a Dios. Este deseo no puede surgir sin raíz y fundamentado de orgullo y presunción, de vana curiosidad y de debilidad de fe. La Justicia Divina abandona el alma que tiene tales deseos y le permite caer en la ilusión y tentación del Diablo a través de falsas visiones y revelaciones. Las verdaderas revelaciones y sentimientos espirituales no vienen de los deseos mencionados, ni de ningún esfuerzo del alma. Vienen solo por la pura bondad de Dios para quienes tienen gran humildad, temor y reverencia hacia Él. Sin embargo, no se debe practicar la humildad y el temor para tener visiones, revelaciones y los sentimientos mencionados, ya que se caería nuevamente en el mismo error.


El segundo remedio es que no consientas en tu alma ningún consuelo que te parezca fundarse en la propia estima, de donde vendría la idea de que eres digno de gloria y alabanza en esta vida o en el Paraíso. El Señor permite al Diablo aumentar tal consuelo e imprimir en el alma sentimientos falsos. Ten cuidado de no aceptar en tu oración consuelo alguno, a no ser el del sentimiento de tu imperfección y de la grandeza de Dios.


El tercer remedio es que todo sentimiento, por más fuerte que sea, y toda visión, por más sagrada que parezca, en el momento en que lleven tu corazón a una opinión o duda contra algún Artículo de Fe, contra las buenas costumbres o contra la humildad, deben ser eliminados con horror. Aun cuando estés seguro de que viene de Dios y que a Él le agrada, no te aferres a ninguna visión.


El cuarto remedio es que, incluso frente a una gran santidad o cualquier otra suficiencia de alguna persona o grupo, dejes de seguir sus consejos y ejemplos después de darte cuenta de manera clara y razonable que no están de acuerdo con Dios ni siguen la verdadera discreción, mostrada por la vida de Jesucristo y de los santos.


El quinto remedio es que huyas de la compañía de aquellos que siembran estas tentaciones, y que evites a las personas que las aceptan y elogian. No escuches sus palabras y conversaciones, ni quieras ver sus conductas, porque el Diablo te mostrará y presentará señales de perfección en muchos de ellos.


Traducido por: Katia Nogueira

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